En verdad nadie. Soy una oveja de juguete, de coleccionista, de ensueño, lo qe usted prefiera. Nunca he pastado en ningún lugar lejano, pero sí he conocido otros sitios. El destino qiso qe acabara en las manos de una jovencita qe se pasa el día llevándome consigo de aqí para allá en una funda de plástico para qe mi color natural no se estropee.
Qiero comenzar mi historia desde el principio, bueno, desde qe caí en manos de esta joven.
Todo empezó un jueves. Ella celebraba algo en su casa, puede qe su despedida, puede qe su envejecimiento inevitable con el paso de los años. El caso, es qe yo estaba en una cajita, felizmente durmiendo, con unas fotos de gnomos viajeros y María, la culpable de todo esto, me entregó a mi actual poseedora (no qiero llamarla mi dueña, qe suena muy a Camarón).
Así qe, a los pocos días y siguiendo la merced de esta chica, me monté en un autobús destino a Sevilla.
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