Después de los días de Sol llegó la Feria.
La Feria con sus luces y colores, con sus puestos típicos qe se resumen en:
-Vino caliente con especias. La loca de mi acompañante lo probó, es decir, se tomó una taza y me contaba (efectos del vino esto de hablar con animales inertes) qe era demasiado grande la taza, pero qe estaba rico :)
-Crèpes con Nutella o After Eight. Este es el país de la Nutella, venden botes enormes qe hacen qe mi amiga nunca pueda comprarlo por miedo a comerse un bote de medio kg sola.
-Puestos de frutas bañadas en chocolate, Bretzels y típicos corazones bávaros qe se regalan a la amada con un "Ich liebe dich" escrito.
Los cacharritos, atracciones o carruseles son los mismos qe en cualqier feria de cualqier parte del mundo, no podía montarme en ninguno por eso del tamaño, pero soy poco de pagar para sufrir así qe sin problema.
La noria, la tómbola (la tómbola qe vino a esta feria se llamaba "Glückshaus", creo qe será como se dice tómbola en alemán, pues me han dicho qe significa "casa de la suerte") y los coches de choqe... He descubierto algo insólito, ahí va: en Alemania también hay canis, se llaman "Proll" y se tiñen de moreno, en lugar de rubio, y llevan oros.
La Feria, como era de esperar, no tenía casetas, ni farolillos. Estamos en Alemania, hace tiempo qe dejé Andalucía atrás, por mucho qe me pese. Así qe, pasamos un frío del carajo, dimos vueltas, nos calentamos con las comidas de allí y vimos cómo se montaban en la más vomitante de las atracciones unos amigos.
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