4.11.10

La vida en Münster en Octubre.

En Münster soy muy feliz. Tengo todo lo qe una oveja podría desear...verde, verde y más verde. En mi vida había visto tanta hierba, césped natural -qe no pincha,- árboles frondosos, de mil colores y un enorme lago para beber. Bueno, al Aasee (el lago) también puedo ir a ver al cisne blanco del qe se enamoró el cisne negro, es una larga historia, qe ya os la contaré otro día.
Al principio pensaba qe tanto verde no podía ser real, pero ahora, con el paso de los días y el avance del otoño me doy cuenta de cómo funciona esto: Alemania es frondosa debido a la cantidad de precipitaciones, no hay más misterio. Pude disfrutar en el lago de un par de domingos, (un domingo y un sábado en realidad, pero los domingos son más pastoriles.) Allí conocí a mucha gente, a más españoles, a un par de ingleses, la vida de la ciudad se traslada allí los días de Sol; entiéndase "se trasladaba y se trasladará", ya no hay días de Sol.
Creo qe ya sabéis qe la vida en esta ciudad se mueve a dos ruedas, así qe aqí estoy yo en la bici en la qe me llevan siempre.

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